jueves, mayo 26, 2005

donde habita el olvido.

Me costó algún tiempo reconocer su belleza. Un día me llamó desde su habitual esquina, donde siempre se sentaba y yo nunca la había visto. Me llamó suavemente, con apenas un hilo de voz y fue como una de esas veces en que las sensaciones llegan con la fuerza de una bofetada y la delicadeza de un algodón.
Mañana por la mañana me pasaría un buen rato contigo, y te contemplaría viendo como te deshaces en el viento y te transformas en cada respiración, y me conquistas, me haces sentir, y sobre todo, pensar; pensar en lo que me cuentas y en lo que representas.
Me recordaba un poco Madrid, que está bien pero no es Sevilla; que es importante pero no logra desperezarse y sacudirse ese montón de tristeza que le sobra.
No puedo evitar ese manojo de lágrimas que acuden a las comisuras de mis labios cuando vuelves una vez más a estar a mi alrededor. Me pregunto porque este corazón mío se estremece contigo. Y yo quiero llorar pero no me dejas y yo quiero hacerlo, aunque no tenga nada de sentido…
Me reflejaba un poco en ella, me creaba una sensación desasosegada y hacía que quisiera escapar mucho de sus formas. Sentir como me apretaba ese nudo que a veces se me hacía en la garganta nunca dejó que me pudiera entregar a ella, o quizás si, quizás lo facilitó y ahora me tiene hechizada.
No me explico ya nada, además no me importa y no tiene ya importancia para mi que no me importe. Es una sensación un poco absurda. Yo tambien soy un poco absurda, debe ser todo eso.


es tremendo, no recordaba en absoluto este medio relato, o principio de algo o lo que quiera que esto sea. no sé en que año lo escribí, para quien ni que significa; pero también es hijo mio y tiene derecho a un hueco en el blog.