sábado, mayo 07, 2005

cuarto cuento pequeñito

...Y es que era raro, pero raro rarito. Tenia aquella cara de piel oscura semitapada por tanto pelo y tenía esos ojos tan negros y tan profundos, rodeados por unas ojera en las que no apetecía saltar, que daban miedo cuando no sonreian.
A demás siempre andaba encorbado y de arriba abajo, no posaba el culo en ninguna parte, era la leche ver como subia y bajaba, bajaba y subia a pesar de esa mole de grasa que le colgaba de la cintura, el culo y la tripa. Eso si, te partías con él de risa, y cuando se apartaba el pelo de la cara no se le veía feo. Tenía una cara agradable y a veces se quedaba quieto con una pequeña sonrisa pintada en sus labios finos, entonces nosotras sabíamos que ya la estaba pensando porque eso de que se quedara serio un momento y sin hablar era demasiado extraño en él.
Pero lo mas gracioso, lo que nos alucinaba era que ligaba mas que nosotras tres juntas. No se que les decía a las mujeres pero siempre se llevaba a la habitación a la más guapa. Había llegado a nuestros oídos que el tamaño de su virilidad era extremadamente minúsculo pero podría ser alguna despechada, que había muchas ya que el no concebía otra relación estable que la que tenía con nosotras, que nunca nos había tocado ni lo había intentado. Siempre le hacíamos bromas de que nos llevara a la cama y él siempre reacionaba con una carcajada sincera y decía que si él quisiera y nosotras nos dejáramos haríamos de todo menos niños.
Era la bomba, la alegria de la huerta y en realidad no nos extrañaba que sus conquistas no dejaran de llamarle porque era un conquistador, un seductor que le vendería una camiseta del Ché a cualquier vieja falangista.
Una de las gloriosas noches estivales que pasabamos nosotras sentadas en la terraza nos pusimos a pensar de donde había salido y como le habíamos conocido, y como diablos se las había ingeniado para unirnos a las tres, que veníamos de los sitios mas dispares y que él decía amar con dolorosa lubricidad.
El caso es que nos unió para siempre y ahora siempre nos llamamos aunque de la noche a la mañana él desapareciera sin dejar rastro y no volvieramos a saber de su vida.
Y lo más gracioso de todo, después de todo lo que significó en nuestras vidas, después de unirnos, de emparejarnos con quienes él creyó que nos harían más felices, despues de conseguir encarrilar nuesras vidas, después de haber sido nuestro padre, nuestro hermano... es que no nos acordamos de su nombre.

4 Comments:

Blogger Santi Benítez (Sun_Tsu) said...

Me gusta este cuento. Me gusta porque todos tenemos a alguien así en nuestra vida. Tú tambien.

Un saludo.

1:04 a. m.  
Blogger Laura said...

A mí también me gusta. Me encanta tu manera de escribir. No eres pretenciosa y el lector lo agradece.

Como diría la cheila de 2pac, bsukisss

2:31 p. m.  
Blogger La merde said...

Que buen web blog. Te invito a que conozcás LA PETITE MERDE de Colombia:
http://lapetitemerde.blogspot.com/

3:10 p. m.  
Blogger Zifnab said...

Me gustan los fantasmas que se pueden tocar (y este se deja tocar muchísimo por lo visto). Me gustan los fantasmas tan humildes que no te confiesan que son fantasmas

3:47 p. m.  

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