lunes, mayo 09, 2005

quinto cuento pequeñito

Será imposible que deje de preguntarme por qué fui tan tonta. Será imposible dejar de pensar como metí la pata. Pero como pude estar tan ciega y ver solo lo que quise ver. Fui la más estúpida, manejada encima por un patán, y es que no me explico como me pudo, como pudo ganarme, como consiguió meterse tan adentro, como penetró en mi alma y me hizo suya. Como me perdí, como lo veía y no quise mirarlo, como lo sabía y lo ignoré una vez y otra y otra más. Y supe positivamente que no me haría feliz, que no era un trono lo que me esperaba, que era un inodoro. Verle tan bello, verle tan valiente, tan válido, siendo un cobarde y un inútil, sin un pelo de tonto, con tanta cara, con tanto rostro.
No entiendo como pudo, como pudo liarme, como diablos me engañó, cuando me puso la venda en la mirada y cortó mis alas. Y me ató de por vida y solo me queda lamentarme y preguntar por qué, por qué fingió esa sensibilidad, porque disfrazó esa tenaza helada que tiene por boca con pétalos de azahar. Como pudo saberme tan dulce su boca cuando es tan amarga, como redondeó su cuerpo para que se ajustara a mis recovecos.
Ha conseguido volverme insegura y fría, ha conseguido desestabilizar mi vida, colarme al fondo de los armarios, ha colocado piedras de hielo en mis manos y ya la vida me parece una porquería porque al enseñarme a vivirla a su ritmo la ha convertido en un vals roto, monótono y vertiginoso.
Camino ahora mirando siempre antes de cruzar los prados y ya las sonrisas no me engañan. Soy un animal débil y enfermo, inseguro y pobre y todo eso se lo debo. Noches de vigilia y días de palabras poco edificantes. No construyo nada que no se caiga y no dejo de preguntarme cual ha sido el tropezón que he vuelto a dar, que he hecho otra vez mal.
Ha conseguido volverme un títere sin ganas de trabajar, una esponja reseca que no tiene ya ni ganas de vomitar su tristeza y su desesperación.
Ha conseguido llenarme de odio hacia mi misma y a darme asco por echarle la culpa de todo a él.


esto, que para cualquiera que haya leído mi otro blog le puede resultar familiar, lo escribí hace también unos siete u ocho años, igual más.
creo que he evolucionado en una cosa: al menos ya sé echarle las culpas a quien realmente las tiene: yo misma, pero ya apuntaba maneras en la última frase.
en esta ocasión SI que odié a la persona a quien va dirigida y lo amé con todas mis fuerzas, y sufrí mucho más de lo que hubiera sido recomendable...
me da un poco de vértigo ver como palabras de ayer se hacen tan conocidas hoy.

4 Comments:

Blogger Laura said...

Qué pena que las cosas bonitas cuando dejan de serlo se conviertan en una caza de brujas (búsqueda de culpables). Que haberlos haylos, muchas veces, pero no acaba de gustarme.

(es que tu escrito me ha hecho ponerme a divagar sobre esto!)

6:58 p. m.  
Blogger Zifnab said...

... y has sobrevivido... me encanta la frase de que no era un trono lo que me esperaba, que era un inodoro, me gusta mucho que sean cuentos pequeñitos. Los grandes distorsionan más.

11:45 p. m.  
Blogger Santi Benítez (Sun_Tsu) said...

Existe un problema real con el amor, bueno, con los sentimientos en general. Cualquier sentimiento es susceptible de convertirse en su antagónico; el amor en odio, la pena en alegría, la ternura en salvajismo (o pasión desenfrenada que diría alguien).
La mayoría de las veces, cuando acaba una relación, no somos capaces de separar cosas, es decir, enfrentarnos a lo que venga con el recuerdo de las cosas buenas, porque por mucho que nos pese, las hubo, en vez de tener siempre presente las malas.
Es bueno saber, si es que somos capaces de no ofuscarnos, que cuando una relación se rompe, más bien cuando algo va mal dentro de una relación, la culpa es mutua. Podemos engañarnos diciendo que la culpa la tuvo el otro, o incluso echarnos la culpa nosotros mismos. Una relación no funciona así. Si uno de los dos es un cabrón, sólo es culpable de eso, de ser un cabrón, el daño que nos haga y que aguantamos hasta cierto punto, es culpa nuestra.
Hay un dicho árabe muy cierto; la primera vez que me mientes es culpa tuya, la segunda la culpa es sólo mía.

Me gustan mucho tus cuentos cortos Lince ] ; D

Un saludo

2:10 p. m.  
Blogger kancerbero said...

Los famosos culpables.

Seré feliz el día que deje de buscar culpables de las cosas malas que me pasan.

Olvidadlo. No existen culpables, en general vaya.

Yo aún no lo he conseguido, que conste.

6:02 p. m.  

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