MIEDOS
cuando yo era pequeña, me escapé una vez sola hasta un bosquecillo de eucaliptos.
las ramas, raices y hojas arañaban mis piernas y el flequillo se me pegaba a la frente.
era una especie de claro. había muchos eucaliptos cortados y algo que parecía una trinchera con ramas y hojas.
yo era ñaja, no sé que edad podía tener, cuando me iba sola y me colaba entre los maizales y me iba a coger manzanas.
pero en ese claro del bosquecillo, ahora lo recuerdo como un recuerdo angustioso.
supongo que por circustancias personales, abuso de drogas y efectos secundarios, vaibenes irregulares en la conducta y lecturas perniciosas para la moral y el camino recto; supongo, decía que ahora lo atribuyo a mi primero momento de soledad total consciente.
me recuerdo sola, en medio de un bosque y recuerdo el pánico, la necesidad de correr, de que mis piernas me llevaran a alguna parte, porque allí no había nadie y todas las malvadas criaturas que se disparaban en mi mente pasaban por delante de mis ojos, abiertos de par en par que solo veían mis botas corriendo y lo terrible que llevamos dentro uno mismo.
sigo manteniendo la costumbre de luchar a la cara con los fantasmas. no atribuyo ruidos extraños a criaturas ni nada de eso, solo que cuando estoy en la casa de aldea, con una linterna en la mano me imagino todo lo que no se vio en tesis y me martirizo un ratito hasta que domino el miedo.
no sé si contar esto me servirá para algo. pero estoy probando, estoy en ello, necesito avanzar de alguna manera.
las ramas, raices y hojas arañaban mis piernas y el flequillo se me pegaba a la frente.
era una especie de claro. había muchos eucaliptos cortados y algo que parecía una trinchera con ramas y hojas.
yo era ñaja, no sé que edad podía tener, cuando me iba sola y me colaba entre los maizales y me iba a coger manzanas.
pero en ese claro del bosquecillo, ahora lo recuerdo como un recuerdo angustioso.
supongo que por circustancias personales, abuso de drogas y efectos secundarios, vaibenes irregulares en la conducta y lecturas perniciosas para la moral y el camino recto; supongo, decía que ahora lo atribuyo a mi primero momento de soledad total consciente.
me recuerdo sola, en medio de un bosque y recuerdo el pánico, la necesidad de correr, de que mis piernas me llevaran a alguna parte, porque allí no había nadie y todas las malvadas criaturas que se disparaban en mi mente pasaban por delante de mis ojos, abiertos de par en par que solo veían mis botas corriendo y lo terrible que llevamos dentro uno mismo.
sigo manteniendo la costumbre de luchar a la cara con los fantasmas. no atribuyo ruidos extraños a criaturas ni nada de eso, solo que cuando estoy en la casa de aldea, con una linterna en la mano me imagino todo lo que no se vio en tesis y me martirizo un ratito hasta que domino el miedo.
no sé si contar esto me servirá para algo. pero estoy probando, estoy en ello, necesito avanzar de alguna manera.
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